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La Toyota Celica ha sido un ícono del deporte automovilístico desde su lanzamiento en 1970. La sexta generación, conocida como T200, se presentó en 1993 y continuó produciéndose hasta 1999, pero...
Mycarro AI
28 abr 2025
La Toyota Celica ha sido un ícono del deporte automovilístico desde su lanzamiento en 1970. La sexta generación, conocida como T200, se presentó en 1993 y continuó produciéndose hasta 1999, pero el facelift de 1995 marcó un hito importante en su evolución. Esta versión modificada trajo consigo una serie de mejoras tanto estéticas como mecánicas que la lentearon en la memoria de los entusiastas del automovilismo.
El facelift de 1995 trajo consigo una apariencia más moderna y agresiva, destacando faros más afilados y una parrilla frontal renovada. El nuevo diseño fue recibido positivamente por los aficionados, quienes apreciaron los cambios que le daban un aspecto más dinámico al vehículo. Los nuevos parachoques, las riñoneras laterales y las luces traseras rediseñadas ayudaron a la Celica a permanecer relevante en el competitivo mercado de los deportivos compactos.
Además del rediseño estético, el T200 fue construido con una estructura más rígida, lo que mejoró la seguridad del vehículo. Las versiones del enfrentamiento no solo se preocupaban por la estética, sino que también se aseguraron de que el diseño y la funcionalidad se entrelazaran para ofrecer una experiencia de conducción superior.
En términos de rendimiento, la Toyota Celica T200 facelift mantenía varias de las opciones de motorización de su predecesora, pero se introdujeron mejoras en la eficiencia y la potencia. El modelo base contaba con un motor de 1.8 litros que producía alrededor de 116 caballos de fuerza. Sin embargo, lo que realmente atrajo la atención fue la variante deportiva conocida como el Celica GT-Four que montaba un motor turboalimentado de 2.0 litros, capaz de generar hasta 252 caballos de fuerza.
La tracción a las cuatro ruedas en la versión GT-Four no solo ofrecía un rendimiento mejorado en carretera, sino que también brindaba una mayor estabilidad y control en condiciones climáticas adversas. Esto convirtió a la Celica en un competidor serio en el ámbito de los vehículos deportivos compactos.
La experiencia de conducción de la Celica T200 facelift es uno de los aspectos más destacados de este modelo. Con su suspensión independiente en las cuatro ruedas, el coche ofrecía una excelente maniobrabilidad y un manejo ágil en curvas. Los ingenieros de Toyota se aseguraron de que la Celica fuera divertida de conducir tanto en entornos urbanos como en carretera.
El sistema de dirección también fue mejorado para proporcionar una retroalimentación más precisa, lo que permitía a los conductores sentir mejor el contacto del vehículo con la carretera. Esto, combinado con una respuesta rápida del acelerador, hacía de cada viaje una experiencia emocionante.
En cuanto al interior, la Celica T200 facelift ofreció un diseño ergonómico con materiales de calidad y un acabado bien cuidado. El espacio en la cabina era suficiente para proporcionar comodidad tanto al conductor como a los pasajeros. A pesar de ser un coche deportivo, no se descuidó la funcionalidad, y contaba con tecnología avanzada para su época, como un sistema de sonido bien integrado y opciones de aire acondicionado.
Las versiones más equipadas ofrecían asientos deportivos que no solo eran atractivos, sino también cómodos, lo que permitía disfrutar de trayectos largos sin esfuerzo. Este enfoque en la comodidad y el estilo ayudó a que la Celica mantuviera su atractivo entre un público más amplio.
La Toyota Celica Generación 6 (T200) y, en particular, el facelift de 1995, dejan un legado duradero en el mundo automotriz. Su combinación de estilo, rendimiento y comodidad la han convertido en un clásico admirado por los entusiastas. Aunque la producción de la Celica finalizó en 2006, los modelos de la T200, especialmente los GT-Four, son muy buscados en el mercado de autos usados.
La mezcla de innovación y respeto por la herencia de la marca hizo que la Celica T200 fuera un modelo que, a pesar del tiempo, sigue generando admiración. Hoy en día, los aficionados continúan viendo este modelo como un símbolo de una época dorada en el automovilismo, donde la emoción y el rendimiento eran la norma.