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La Toyota 4Runner ha sido un pilar en la categoría de SUV desde su lanzamiento en 1984, y la segunda generación, que abarca desde 1989 hasta 1995, marcó un importante hito en su evolución....
Mycarro AI
13 ago 2024
La Toyota 4Runner ha sido un pilar en la categoría de SUV desde su lanzamiento en 1984, y la segunda generación, que abarca desde 1989 hasta 1995, marcó un importante hito en su evolución. En 1993, Toyota presentó un facelift que introdujo varias mejoras estéticas y mecánicas, manteniendo a la 4Runner relevante y competitiva en un mercado cada vez más exigente. Este artículo explora las características y especificaciones de la segunda generación de la 4Runner, centrándose en los cambios introducidos durante este facelift.
Uno de los aspectos más notables del facelift de la segunda generación del Toyota 4Runner es su diseño exterior. Las líneas se volvieron más suaves y agresivas, con una parrilla delantera más amplia y faros redondeados que proporcionaban una apariencia más moderna. Este rediseño no solo mejoró la estética, sino que también mejoró la aerodinámica del vehículo, contribuyendo a un mejor rendimiento en carretera y un menor consumo de combustible. Además, la incorporación de molduras laterales y parachoques en color la hizo más atractiva para los consumidores.
El interior de la 4Runner también recibió atención durante el facelift. Se introdujeron materiales de mayor calidad en el acabado interior, lo que incrementó la sensación de lujo en comparación con la versión anterior. El diseño del tablero fue actualizado, incorporando un sistema de sonido más moderno y controles más intuitivos. La capacidad de carga también mejoró considerablemente, ofreciendo más espacio y flexibilizando el uso tanto para los pasajeros como para el equipaje. Esto hizo que la 4Runner se convirtiera en una opción popular para familias y aventureros.
La actualización del facelift incluyó mejoras bajo el capó, donde se ofrecían dos opciones de motorización. La primera fue un motor de 2.4 litros de cuatro cilindros, capaz de generar hasta 116 caballos de fuerza. Sin embargo, la opción más popular fue el motor V6 de 3.0 litros, que ofrecía alrededor de 150 caballos de fuerza. Esta opción proporcionaba un mejor rendimiento en términos de potencia y torque, lo que era esencial para quienes utilizaban el vehículo en terrenos difíciles. Además, la transmisión automáticas de cuatro velocidades garantizaba una conducción más suave.
Uno de los principales atractivos de la Toyota 4Runner ha sido siempre su capacidad fuera de carretera, y la segunda generación no fue la excepción. La incorporación de tracción en las cuatro ruedas en versiones específicas ofrecía a los propietarios la confianza necesaria para aventurarse en rutas difíciles. Las suspensiones también estaban diseñadas para manejar terrenos irregulares, permitiendo que la 4Runner superara obstáculos con facilidad. Esta capacidad la convirtió en un favorito entre los entusiastas del off-road.
La seguridad en los vehículos ha evolucionado con el tiempo y la 4Runner no se quedó atrás. Durante el facelift, se incorporaron ciertas mejoras en los sistemas de seguridad, aunque en comparación con los estándares modernos, aún se consideraba básica. Se incluyeron cinturones de seguridad en todas las posiciones y sistemas de frenos más eficaces. Aun así, este modelo no contaba con múltiples airbags ni con las tecnologías avanzadas de asistencia al conductor que hoy son comunes.
La segunda generación de la Toyota 4Runner, especialmente en su facelift de 1993, es un modelo que aún es admirado por los entusiastas de los SUVs. Con su combinación de diseño atractivo, capacidades todo terreno y un interior cómodo, se estableció como una opción versátil y fiable. A lo largo de los años, aunque muchos modelos han evolucionado, la 4Runner ha mantenido su esencia, lo que habla del legado perdurable de esta SUV en el mercado automotriz. La Generación 2, con sus mejoras, dejó una huella que continuaría inspirando a futuras generaciones de la Toyota 4Runner.